El 19 de octubre de cada año se conmemora el Día Internacional del Cáncer de mama y por este motivo comparto hoy este dibujo recién salido del horno 😉. Para mí es muy representativo, ya que simboliza el amor, la amistad y la aceptación. Sin duda, grandes pilares para apoyarse en momentos de incertidumbre y desasosiego.
Cuando estaba enferma mucha gente me hablaba de lucha pero nunca fui partidaria de esta forma de enfocar el cáncer. Los verdaderos cambios se produjeron cuando acepté el diagnóstico, que no fue fácil, porque al no sentirme mal físicamente, ¡ilusa de mí!, me negaba a creer que era cierto. Como siempre digo, pasar por los tratamientos y sentir la fragilidad que te envuelve, es muy duro, pero tengo que reconocer que mi experiencia no fue del todo negativa. El proceso de curación fue lento y me permitió volver a recuperar la intuición y la espiritualidad que se habían ido perdiendo en el camino a la adultez. Y como he reconocido en otras publicaciones, pese a todo, no puedo dejar de agradecer.
La vuelta a la vida ajetreada no fue sencilla. Durante los tratamientos la vida se ralentiza y cuesta regresar a la velocidad propia de nuestros días. Sentí mucho cansancio durante meses y me atrevería a decir que incluso años. En muchos casos no se puede regresar a la actividad anterior, pero en los que sí, creo que es una manera de "normalizar". La palabra está entre comillas porque en mi caso nada volvió a ser lo mismo. Después de una experiencia tan impactante cambié totalmente el foco y mi sistema de prioridades se recolocó.
Mi consejo es que vivas de a poquito 😉, día a día, con paso lento pero seguro. Rodéate de buena gente, que te aporte alegría, seguridad y amor. Háblate en positivo y escucha tu diálogo interior. Agradece, porque siempre hay motivos para hacerlo y apóyate en los que quieren estar a tu lado, dales la oportunidad de ser mejores personas.
Si estás pasando por la enfermedad te envío mucha energía y deseo que te recuperes pronto. Si estás acompañando a alguien en su proceso de curación ten paciencia y dale mucho amor, también he estado ahí y sé que no es fácil. Si te estás incorporando después de los tratamientos, persevera, es normal sentir cansancio y confusión al principio, pero habrá valido la pena.
Con el deseo de que pronto exista una cura para esta enfermedad, me despido con un párrafo de Iain S. Thomas:
Sé suave. No dejes que el mundo te endurezca.
No dejes que el dolor te haga odiar.
No dejes que la amargura te robe la dulzura.
Enorgullécete de que, aunque el resto del mundo no esté de acuerdo,
sigues creyendo que es un lugar hermoso.