AFIRMACIONES
Tengo que reconocer que la primera vez que oí hablar sobre el poder de las afirmaciones como terapia para sanar dolencias, me pareció una soberana estupidez. Antes, yo no tenía una mente abierta y gruñía ante todo lo que se escapaba a mi entendimiento. Hacía años que había dado la espalda al mundo espiritual y reconozco que desde luego, no fue precisamente esa mentalidad obtusa la que me ayudó a sanar más adelante.
En uno de mis ingresos en el hospital, aparecieron en mi habitación unas voluntarias de la asociación Ámate, que es una organización de personas con cáncer de mama de Tenerife, y me recomendaron libros que hablaban sobre la práctica de las afirmaciones positivas. Por supuesto, agradecí la buena voluntad, pero recuerdo haber pensado con soberbia que solamente los místicos o los ilusos podrían creer en su efectividad.
Aún así, cuando regresé a casa hice un esfuerzo por intentar leer algún libro de este tipo pero no me sentí cómoda. No podía afirmar que estaba bien si había momentos en los que por las sesiones de quimioterapia no era capaz ni de ponerme en pie. Me parecía estar engañándome a mi misma y me sentía necia. Sin embargo, algo quedó en mi mente, como una semillita esperando el momento de germinar.
Meses más tarde llegó ese instante en el que decidí que tenía que volver a probar y comprendí que antes no estaba preparada. Fue revelador descubrir que tenía resistencia a decirme cosas positivas. Mi programación, sin tan siquiera haberme dado cuenta, había sido muy negativa. Había usado la técnica inversa, la de decirme cosas nocivas ;)
Aprendí que es mucho más enriquecedor pensar y afirmar lo que quiero tener en mi vida. Lo hago en primera persona, en presente, y siempre expresándome en un lenguaje positivo. Cuando surge esa voz que me dice que no voy a poder con algo, agradezco la advertencia, pero hago mis afirmaciones y sigo adelante.
El secreto es repetir y repetir. Yo lo veo como una reprogramación en la que decido qué es lo que ocupa mi mente, al igual que una forma de poner el foco en lo que realmente me importa y quiero mejorar.
Sé que hay muchos detractores de esta técnica pero a mí me ha ayudado. Ha contribuido a la transformación de mi mente y de mi vida, y por eso la comparto. Te animo a probarlo, hay a tu alcance muchos libros y películas que abordan este tema. Si no te sientes cómodo o no te funciona, puede que no sea tu momento, o que simplemente no sea para ti. Tú decides.
Eso sí, decreta lo mejor para tu vida de la manera que sea. Te lo mereces.
¡Hasta pronto!