Todos poseemos una fuerza que desconocemos en nuestro interior y cuando la vida nos pone a prueba llega el momento en el que descubrimos nuestro verdadero potencial. Si además, nos rodeamos de gente amorosa y positiva, todo se lleva mejor.
El cáncer de mama ha estado presente en mi vida durante muchos años. Lo padecí durante un tiempo y también varios de mis seres más queridos. No es fácil asumir que se está enfermo y tampoco ser consciente de la fragilidad tan grande que nos envuelve. Todo lleva su tiempo y como me decía mi patóloga, al principio siempre hay que pasar por un momento de duelo.
Lo esencial para mí fue la aceptación de la enfermedad. A partir de ahí vinieron los demás procesos que ayudaron a mi recuperación. Fue el punto de partida, que aunque parezca fácil y obvio, no lo es.
Siempre estuve apoyada por mis seres queridos, pero cuando ya se había producido el cambio interior necesario y llegó el momento de ponerme en acción, conseguí ayuda de una asociación que me proporcionó información, contacto con otras personas que estaban en mi misma situación, fisioterapia y clases de gimnasia adaptadas. Para mí, conocer la historia de otras personas con pronósticos más graves que vivían con ilusión y entusiasmo, fue muy esperanzador. La primera vez que acudí a una sesión me impresionó ver a gente reír a carcajadas. Luego, con el tiempo, pude hacerlo yo también.
Durante mi proceso se cruzaron seres extraordinarios que me aportaron muchísimo. Y cada año trato de dar algún consejo sobre lo que me funcionó a mí. Es una forma de ir devolviendo lo que recibí cuando más lo necesitaba. Palabras clave fueron: resiliencia, silencio, perdón, agradecimiento, apoyo, confianza y amor. Te animo a que leas sobre ellas.
Como siempre digo, hay un tiempo para llorar y otro para actuar. En el momento en el que dejas de ser víctima y te conviertes en protagonista, empiezan a suceder milagros. Creo que hay que vivir día a día, sin mirar al pasado y tampoco al futuro. Saborear cada pequeño momento y hacer que cuente.
Si estás enfermo te envío mucho ánimo. Reacciona y saca tu fuerza interior porque hay muchas cosas por las que merece la pena vivir.
Si acompañas a alguien en su proceso de curación, ten paciencia. He estado en ambos lados y sé que tampoco es fácil. Da amor, alegría y compañía. Sé la luz en su oscuridad.
Me despido con una frase de Rumi que me parece muy apropiada: "La cicatriz es el lugar por donde te entra la luz" ;)