No hay duda de que este año que está terminando ha sido muy
intenso. Cómo no hacer alusión a esta difícil situación en la que hemos sufrido
ausencias, pérdidas, incertidumbres y miedo, mucho miedo. El mundo se
volvió del revés en unos días y nos sentimos perdidos. En la era de la
información tengo la sensación de que estamos más confundidos y manipulados que
nunca.
Pero para ser fieles a la verdad, este año también nos ha ayudado a valorar
grandes cosas: una buena compañía, la importancia de la salud, la grandeza de la
familia, el reconocimiento de las comodidades que nos rodean y un
largo etcétera.
Siempre se pueden extraer aspectos positivos de una situación negativa y francamente, creo que es la única manera de sobreponerse a la adversidad. De este año destacaría la solidaridad, la compasión y la empatía mostrada por tantas y tantas personas alrededor del mundo. Debemos enfocarnos en todas las cosas buenas que suceden a nuestro alrededor, que las hay, y agradecer el regalo de la vida. Tenemos que tener fe y esperanza.
Les animo a que disfruten, en la medida de lo posible, de los pequeños placeres, como este duendecillo que aparece posando en un rincón de La Montañeta. Podrán observar que goza tanto de la naturaleza como yo ;)
Mucha fuerza y coraje para los que están atravesando una situación complicada. Piensen que hasta la hora más oscura dura solo sesenta minutos. Alguien me lo comentó un día y se convirtió en un mantra cuando estaba en medio de mi tormenta personal. Todo pasa por una razón aunque no la sepamos ver.
Creo que hoy más que nunca tenemos que ser cercanos; sonreír con los ojos y acariciar con la voz. Acompañar con una llamada o con un mensaje cariñoso. No infravaloremos el poder de los pequeños gestos.
Les deseo de todo corazón una Feliz Navidad y un Año Nuevo lleno de proyectos emocionantes, salud y muchísimo amor ❤