A Elías Pérez (nuestro negrito)
Podría haber elegido una foto
con corbata, pero con motivo del próximo día de Canarias, qué
menos que publicar esta preciosa estampa de un canario excepcional.
Hoy voy a dedicar unas palabras a alguien muy especial. Para mí un ser de luz, que es como yo llamo a las personas que cuando llegan a un lugar lo iluminan con sólo una mirada.
Hace más de veinte años que lo conozco y en todo este tiempo me ha contado cientos de anécdotas. Es un gran conversador, como ya no los hay porque ahora parece que hemos perdido la capacidad de sentarnos a hablar.
Disfruto enormemente de su compañía y cuando él habla yo callo y escucho. En sus palabras hay sabiduría y transmite serenidad y dulzura. Me habla de tiempos pasados que tampoco son tan lejanos pero por lo que ha cambiado la vida pareciera que se estuviera refiriendo a otro mundo paralelo. Me imagino lo difícil que habrá sido asimilar todos estos cambios. Innovaciones que sin duda servirán para mejorar nuestra existencia pero por otro lado lo que se ha perdido por el camino....
Me suele relatar las penurias que se pasaron y las situaciones complicadas que tuvieron que enfrentar pero con sus ojos chispeantes me detalla también la manera que existía en aquella época de relacionarse con los demás y de comportarse con el entorno.
Este hombre trabajador es una persona muy completa que lo mismo le entusiasma cuidar la huerta que ponerse a escribir versos inspirados. Es alguien que disfruta con los pequeños placeres de la vida porque sólo hay que verlo cuando se toma su tacita de café, el vinito de mediodía o se queda parado escuchando el canto de un pájaro. Y esto es porque posee el don de la sensibilidad. Sí, lo digo con el pleno convencimiento de que se trata de una virtud y no de un lastre ya que hace que perciba las cosas que pasan inadvertidas para la mayoría de las personas.
Muchas son las bondades que he descubierto en él aunque sólo lo conozco un poco. Cuando lo miro me quedo con la sensación de que a pesar de todo lo que hemos hablado durante tantos años hay mucho más por descubrir.
Sus ojos revelan que es una persona inquieta y curiosa que no ha dejado de aprender con los años y que afronta los días con ilusión y entusiasmo.
Navega por internet, ve programas culturales y cuando no entiende algo se levanta del sofá y va en busca de una explicación a los cientos de libros que ha acumulado con el paso del tiempo.
Se hace querer y sólo con escucharlo unos minutos se adivina su carisma porque él es transparente y no le gustan las medias tintas.
Un día soñó con reunir a toda su familia y empezó a trabajar en un árbol genealógico muy completo en el que aparecían varias generaciones. Le supuso mucho tiempo y esfuerzo pero lo logró y consiguió que muchos de sus parientes se conocieran y que otros tantos se reconciliaran. Tal fue la magnitud del evento que salió publicado en los periódicos y le hicieron alguna entrevista. Otro ejemplo más de que querer es poder.
Podría escribir páginas y páginas de este ser tan especial que ha compartido conmigo sus viviencias y que me ha abierto su corazón. Agradezco a la vida que me haya dado la oportunidad de conocerlo y de seguir creciendo con él.