Aquel que conoce el poder de la palabra presta mucha atención a su conversación. Vigila las reacciones causadas por sus palabras, pues sabe que ellas no retornarán al mismo punto sin haber causado efecto.
Florence Scovel Shinn
Se sabe que las palabras son una herramienta muy poderosa aunque yo no fui consciente de ello hasta hace alrededor de dos años, cuando enfermé y busqué desesperada algo que me pudiera ayudar. Leí todo lo que llegó a mis manos y cuando empecé a ver textos sobre este tema tengo que confesar que al principio me mostré escéptica. Ahora, sin embargo, estoy plenamente convencida del impacto de las palabras en la salud y el bienestar.
Lo que decimos puede crear o destruir. Tanto cuando hablamos de nosotros mismos o cuando lo hacemos de los demás.
En el momento en el que empecé a observar lo que decía de mi misma fui consciente de que no eran precisamente cosas maravillosas. Tuve que empezar entonces con una labor de "reprogramación" y todavía he de estar atenta para no caer en el victimismo.
Del mismo modo es también muy importante que tratemos de pensar las palabras que pronunciamos cuando hablamos de los demás ya que expresiones violentas o malintencionadas pueden herir y lastimar causando en algunos casos daños irreparables.
Por otro lado, unas palabras de aliento, de amor o ilusión en el momento justo pueden dar paz y esperanza. Me atrevo a decir que hasta pueden salvar vidas.
Vivimos en un mundo en el que la crítica encarnizada está muy presente pero, ¿sirve para algo? Señalamos con el dedo acusador y opinamos, muchas veces si tan siquiera ponernos en el lugar del otro. Tristemente ya lo vemos como algo normal. No pensamos que podría tratarse de nosotros en otra ocasión y en cómo nos sentiríamos.
Es posible otro tipo de comunicación siendo conscientes de cómo hablamos y lo que decimos en cada momento.
Sabiendo que el poder de la palabra es tan importante y que tenemos la elección en nuestras manos podríamos utilizarlo para hacer el bien. Seguramente no nos hará más populares pero sí mejores personas.