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-Dibujo a lápiz- |
Comparto con ustedes un escrito de
alguien que se define como un niño de 86 años. Una persona inquieta que a pesar
de que ha visto mucho, sigue viviendo con ilusión y curiosidad en un presente que no es fácil. Alguien
que transmite sentimiento puro. Su nombre: Elías Benigno Pérez Pérez.
Dotado de una gran sensibilidad y
corazón, ha dedicado gran parte de su tiempo a reunir a toda su familia y ha conseguido tener en su poder un registro meticuloso de 802 personas, clasificadas por
familias y grados de parentesco con un antepasado común, doña Francisca Pérez,
desde donde parte este gran árbol genealógico familiar. Una ardua tarea que ha
dado sus frutos ya que en sus archivos no sólo aparecen los nombres de sus
parientes, también se pueden encontrar fotografías, palabras y sentimientos de muchísimas personas
que han querido corresponder a su dedicación y entrega. Un tesoro producto del entusiasmo
y del trabajo bien hecho.
De ojos pícaros y llenos de vida, Elías habla con tanta fuerza y entusiasmo que contagia. Un ejemplo para todos.
“La familia es muy importante y
hay que quererlos a todos”, me dice. “Hay ramitas que como en la naturaleza,
salen torcidas, pero hay que amarlas por igual. Todas provienen del mismo tronco”.
En su cabeza miles de datos
familiares y en su corazón mucho amor para todos, pero en especial para los que
conforman este frondoso árbol.
Cabe destacar el gran mérito que supone entre otras cosas, recordar tantas y tantas referencias, el seguir viviendo con la ilusión de un niño a los ochenta y seis años, y el dedicarle tanto tiempo y amor a esta noble labor.
Muy orgulloso de su humilde origen
compartió unas pinceladas de su vida y yo les confieso que no he podido
resistirme a publicarlo.
Q.D.L.B.
LA FAMILIA ES DONDE COMIENZA LA VIDA Y EL
AMOR NUNCA TERMINA
“Alberto Rubín Martín”
Soy un niño de 86 años y quiero contarles
soslayadamente algo de lo que la vida me ha deparado. Lo hago porque es muy
importante por el interés del presente escrito al final.
Nací en una etapa donde Dios estaba por el
mundo, de familia pobre y en tiempos en los que todos vivíamos de la
agricultura. Fui a la escuela con 7 años y pronto descubrí que era aplicado.
Tuve un poco de cultura con un maestro que tenía a su cargo a 83 alumnos de
todos los cursos. Estuve en la escuela y era un niño prodigio pero la cultura
fue cortada por la economía. A los 13 años sin tener grado escolar, mi maestro
que tenía y hacía contabilidad, necesitó un ayudante. Pronto lo que sabía,
sobre todo de números, hizo que un empresario de la agricultura se fijara en mí
y empecé a trabajar con él. A los 15 años era el encargado de fincas y almacén
de tomates donde había más de 50 empleados, entre ellos una chica llamada
Anselma. Nos hicimos novios que en ese tiempo no era lo mismo que hoy.
A los 19 años me fui emigrado a Venezuela y
el cariño siguió hasta la fecha. Recalco y aclaro que aunque con poca cultura
la urbanidad era superior, todo lo contrario que hoy que la educación no existe.
Me crie con uno de los protagonistas de esta
linda historia, uno de los hijos de Francisca, mi abuelo, la familia de 9
hermanos era pura, con respeto y mucho cariño. La comparo con la ternura de las
gallinas con sus pollitos, que parte de las personas que lean esto lo saben muy
bien.
No sé cómo empezar esta etapa, pero es dura.
Emigrante joven sin conocimiento, llegar a otra tierra extraña, no hay letras
que puedan explicarlo. En el año 1.950 llegué a La Guaira ya de noche y con la
protección de mi ángel de la guarda. En el puerto había un amigo, Ramón Tocino,
que con gusto nos subió a Caracas de noche y serenando, en un camión que tenía
para cargar arena. Nos llevó a una ranchería (El Mamón) donde vivía un chico de
El Empalme, Romanito Mesa. Me quedé con él y repartía fruta en un carro con un
caballo.
Más tarde conseguí trabajo con un señor
haciendo arreglos de casas. Hice muchas cosas pequeñas hasta que empecé a
trabajar en la frutería el Bombón. El horario era de las 2 de la mañana hasta
las 10 de la noche. Ganaba 150 bolívares al mes con 2 días de descanso al año.
Resumo porque es largo de contar. Caracas
tenía 550.000 habitantes en la época de Pérez Jiménez (8 años), que fue un
milagro la dictadura, progreso, trabajo, respeto. Sólo había la pequeña avenida
Nueva Granada. Se hicieron todas las avenidas de Caracas, La Guaira, Valencia,
Guarenas, parques deportivos, hospitales, la ciudad universitaria, eso se llama
democracia, orden.
Trabajé empleado y por mi cuenta en 17
distintos sitios. Viví en 16 lugares diferentes y me casé en el año 1.954. Mis
hijos, 4, y mis nietos 2, son venezolanos. Comprenderán que 32 años en
Venezuela con tanto movimiento (17 actividades y 16 viviendas), por suerte
siempre viví en sitios criollos, conociendo la familia pura venezolana (tengo
en Venezuela hoy en día 141 Pérez), de la que aprendí junto a la negra; cariño,
respeto, que tiene que ver mucho con el trabajo y reseña de mi historia
siguiente.
Viajé a muchas veces a Tenerife y ayudé muy
bien a mis padres y suegros. Después de estas aventuras en 1.982 de nuevo en mi
tierra, al trabajar mucho tiempo de taxista y tratar con tanta gente, aprendí
mucho lo que es la familia. Los usuarios me bautizaron como “el hombre bueno de
la parada”. Mis compañeros taxistas me premiaron como el presidente más
democrático de la historia en la parada.
Agradecer mucho a las personas que me
ayudaron, sin ellas sería imposible contar esto.
Cuando llegué de Venezuela con charlas con
mi padre en especial, en el año 1.982, me contó cosas de la familia, que muchos
de ustedes saben, pero falta mucho por contar.
Nuestra bisabuela Francisca hizo sus hijos
de risa y detrás de la iglesia. Tuvo 3 hijos, 2 eran mis abuelos Hilario que
murió en Cuba, Jesús Mª y Leonardo tuvieron 19 hijos y todos se casaron y me
regalaron 36 tíos. Faltan 2 que son mis padres. A día de hoy 18 de Marzo 2.017,
laten en el mundo 733 corazoncitos vivos y desde 1.834 que nació Francisca, han
muerto 74. No lo creerán pero los conocí a todos, vivos y muertos. De 807
vidas, sólo 3 no conocí: a Francisca, Hilario y mi abuela María que murió de
parto.
Comprenderán, que llevan mi sangre vivos hay
506 personas, pero clase aparte tengo 281 lacitos blancos que me hacen la
persona más feliz del mundo. Son tantos los que me adoran pero es óbice, que no
los nombro por no herir corazones. Les diré que aunque muchos están lejos:
Canadá, Estados Unidos, Colombia, Cuba, Venezuela(141), el Salvador, Marruecos,
Italia, Gran Bretaña, Madrid, La Coruña, en todas las Canarias y en Tenerife en
casi todos los pueblos, como decirles en mi pueblo, Icod de los Vinos, todo
esto tiene un regocijo. Al no ser de los pequeños, sé dónde viven, qué hacen,
profesiones muchas, las parejas separadas y aunque no se lo crean sé dónde hay
paz y quién de verdad conoce la palabra Familia, amor, tener corazón, amar la
vida y portarse como la gallina de mis pollitos.
Los tengo numerados desde mi bisabuela nº1
hasta Daniel y Emma, mis bisnietos el nº 801 y nº 802
Contarles que después de la última reunión
tengo fotos anteriores a la misma y además las que sacamos ese día. También
tengo familiares y amigos en internet y trato de conseguir las fotos de todos
ustedes. Pronto sabrán las que me faltan porque tengo más de 500.
Y finalizo mi historia y la de ustedes con
el grato recuerdo de mi primo Juancho que muchos conocieron y que hace meses
murió. Tengo de él muchas fotos, escritos, poesías, cartas y un trabajo muy
lindo donde se unen dos corazones Pérez de Francisca.
Desde mi rinconcito pedirle que desde el
cielo y junto a su virgencita de Santa Bárbara haga posible que nuestra
historia siga, contándose lo lindo que es nacer de risa
E.P.P.
Buenos días Doña Candela.
ResponderEliminarNo piense que me he olvidado de Vd no de su arte. No es así. Lo que pasa es que apenas dispongo de tiempo para pasarme por esta red social (g+), y de ahí mui ausencia.
Muy interseante la historia de este caballero y el dibujo, magistral como siempre.
Reciba mis saludos y vamos a ver el otro dibujo.
Buenas noches, don Pedro.
EliminarMe alegra mucho leerle. Espero que todo le vaya bien.
Muchas gracias por sus palabras. Saludos.
Buenas tardes, Doña Candela.
EliminarYo también me alegro de leerle a Vd. y ver sus fantásticos dibujos.
Estoy boen, dentro de todo. Espero que Vd y los suyos estén bien.
Saludos.