Aprendiendo

Un día, entre sesiones de quimioterapia, empecé a trazar rayas sin sentido y semanas más tarde me encontraba con la necesidad de dibujar.

Mi cuerpo estaba bajo mínimos pero mi mente no paraba de trabajar y era agotador. Sin embargo, cuando dibujaba o pintaba podía desconectar y entrar en un espacio de silencio y recogimiento. Algo así como un rincón de luz. Mi lugar de luz.

Siempre me consideré negada para temas artísticos. Quizás porque alguien me lo dijo de chica y yo seguí repitiéndomelo de mayor. A estas alturas de mi vida he dejado de ser tan crítica y he pasado a permitirme algunas licencias.

Y así surge este blog. Sin grandes pretensiones y con la idea de compartir dibujos, fotos, palabras, sueños.... Supongo que es como tirar una botella con mensaje al mar. No sabes si alguien lo recibirá, si le agradará o si será entendido. Si llegó hasta ti espero que te guste. ¡Bienvenido a mi lugar de luz!

jueves, 14 de agosto de 2014

El Poder de la Palabra



Aquel que conoce el poder de la palabra presta mucha atención a su conversación. Vigila las reacciones causadas por sus palabras, pues sabe que ellas no retornarán al mismo punto sin haber causado efecto.

Florence Scovel Shinn



Se sabe que las palabras son una herramienta muy poderosa aunque yo no fui consciente de ello hasta hace alrededor de dos años, cuando enfermé y busqué desesperada algo que me pudiera ayudar. Leí todo lo que llegó a mis manos y cuando empecé a ver textos sobre este tema tengo que confesar que al principio me mostré escéptica. Ahora, sin embargo, estoy plenamente convencida del impacto de las palabras en la salud y el bienestar.

Lo que decimos puede crear o destruir. Tanto cuando hablamos de nosotros mismos o cuando lo hacemos de los demás.
En el momento en el que empecé a observar lo que decía de mi misma fui consciente de que no eran precisamente cosas maravillosas. Tuve que empezar entonces con una labor de "reprogramación" y todavía he de estar atenta para no caer en el victimismo. 

Del mismo modo es también muy importante que tratemos de pensar las palabras que pronunciamos cuando hablamos de los demás ya que expresiones violentas o malintencionadas pueden herir y lastimar causando en algunos casos daños irreparables. 

Por otro lado, unas palabras de aliento, de amor o ilusión en el momento justo pueden dar paz y esperanza. Me atrevo a decir que hasta pueden salvar vidas.

Vivimos en un mundo en el que la crítica encarnizada está muy presente pero, ¿sirve para algo? Señalamos con el dedo acusador y opinamos, muchas veces si tan siquiera ponernos en el lugar del otro. Tristemente ya lo vemos como algo normal. No pensamos que podría tratarse de nosotros en otra ocasión y en cómo nos sentiríamos.

Es posible otro tipo de comunicación siendo conscientes de cómo hablamos y lo que decimos en cada momento.

Sabiendo que el poder de la palabra es tan importante y que tenemos la elección en nuestras manos podríamos utilizarlo para hacer el bien. Seguramente no nos hará más populares pero sí mejores personas.

domingo, 10 de agosto de 2014

La sabiduría de nuestros mayores, la mejor herencia.



 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará: y nada nuevo debajo del sol.
Eclesiastés


La vida actual se acelera cada vez más y a veces sin remedio nos vemos inmersos en jornadas de locura que van desde que sale el sol hasta que se pone. En medio de tanto ajetreo y subidos a la noria que no para, casi sin darnos cuenta hemos ido dando la espalda a nuestros mayores. La excusa: ¡No tenemos tiempo!

Tristemente hemos olvidado que son refugios de sabiduría cuyo caudal de conocimientos y experiencia nos aportaría muchísimo si nos acercáramos simplemente a conversar con ellos. Guardan en su memoria momentos, detalles de unas épocas difíciles en las que la incertidumbre formaba parte cotidiana de sus vidas. ¡Cuántas veces habremos oído la frase de "una guerrita es lo que les hace falta"! Muy pedagógica no es, la verdad, pero a saber lo que habrán pasado.

Me parece curioso que en la sociedades antiguas se escuchara a los mayores y su consejo tuviera peso en las decisiones importantes y que ahora, lamentablemente, no tengamos conciencia de la importancia de su valor.

Quizás la falta de humildad o la pérdida de confianza en los demás, no lo sé, hacen que no acudamos a quien ha pasado por dificultados similares en busca de una perspectiva diferente y se desaprovechen estas oportunidades. ¿Pensamos tal vez que sabemos más que ellos? ¿Qué no nos entienden? Ellos también fueron niños ilusionados, jóvenes apasionados, adultos comprometidos y ahora son mayores con experiencia.

¡Qué tesoros! En sus recuerdos se encuentra una escuela escondida, la que no se halla en los libros, la de la vida.

A quienes tando nos han dado qué menos que ofrecerles nuestro amor y hacerles sentir queridos, activos y apreciados.