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-Dibujo a lápiz- |
¿La sensibilidad es una condena o una fortaleza?
Tú decides
En cualquier caso, la creencia que potencies será la que determine tu vida.
Yo solía pensar que la sensibilidad era una especie de condena que me había venido impuesta pero con el paso de los años he descubierto que se trata de un don y doy gracias. Fue hace unos años cuando empecé a oír hablar de la alta sensibilidad y comencé a comprender muchas cosas. Hay personas que no pueden entender la empatía que hace que me conmuevan las desgracias ajenas, que no asimilan que prefiera colaborar a competir, que no entienden que se me erice la piel cuando oigo una pieza musical o contemplo un atardecer. La intensidad con la que yo percibo los pequeños detalles de la vida es la que hace que me levante cada mañana. Con el paso de los años comprendí que no es una debilidad sino un gran privilegio que sólo unos pocos comparten.
No ha sido un camino fácil. En un mundo en el que la rivalidad se premia, a veces he sentido la incomprensión del entorno, pero la vida, con sus enseñanzas, nos va dotando de herramientas para crecer, florecer y tratar de ser una mejor versión. Creo que la clave está en conocerte y ser coherente con tu naturaleza. Lo que a unos nos sobra a otros les falta y viceversa. Hay espacio para todos.
Ojalá alguien me hubiera hablado de este tema cuando era niña y toda esta reflexión viene por ahí. Si te resuena algo por dentro y sientes que puedes ser altamente sensible, si crees que a veces tu sensibilidad no deja que encajes, o si piensas que se trata sólo de un lastre que debes tolerar con resignación, te invito a que busques información sobre este tema, que explores posibilidades y que consideres las nuevas realidades que se pueden manifestar. No estás sólo, se estima que entre un 15% y un 20% de la población mundial, es PAS.
Como siempre digo, no soy psicóloga, sólo hablo desde mi experiencia personal y tratando de, como digo en el enunciado del blog, enviar un mensaje en una botella ;) Si te ha sido de utilidad, misión cumplida.
Para terminar esta publicación escogí un párrafo de Glennon Doyle Melton:
"Entiendo ahora que no soy un desastre sino una persona que siente profundamente en un mundo desordenado. Cuando alguien me pregunta por qué lloro frecuentemente, le explico que es por la misma razón que río frecuentemente: porque estoy prestando atención".